Has tocado en un concierto que ha sido una pasada. Te fuiste sintiéndote muy bien, habías tocado el bajo y estaba todo bien, mantuviste a la banda como si fueras una pared y tocaste solos sobresalientes.
Tres días después, alguien publica el video en YouTube y te sientes mortificado. “¿Es así como sueno realmente?” Intentando evitar un paro cardíaco, pasas el resto del día contemplando la posibilidad de aceptar la realidad de ese tío al cual no recuerdas.
Espera, amigo mío. Respira. Para un momento. Canaliza tu Deepak Chopra interior.
Este es un momento crítico de crecimiento musical. Estamos de enhorabuena!
Una de las cosas más desafiantes que tenemos que hacer como músicos, es escuchar nuestras propias grabaciones. Pero es esencial, ya que la autocrítica es quizás la cosa más importante que podemos hacer para mejorar.
Para hacer el proceso más sabroso, he aquí tres cosas a tener en cuenta:
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Acepte sus errores, es importante para aprender
Así que, tal vez dejaste caer algunos golpes, te apresuraste aquí y allá, o incluso arruinaste la forma. Aunque “Fracaso” puede ser una palabra demasiado extrema, necesitamos aprender a aceptar nuestros errores. No sólo es la única forma en que vamos a mejorar, sino que el fracaso es un indicador de que nos estamos arriesgando, y lo estamos sacando a la luz lo mejor que podemos.
Puede que no hayamos tenido éxito en la forma que queríamos, pero nos esforzamos al máximo, dando un paso al frente para decir lo que teníamos que decir. Puede que no haya resultado tan bien como nos hubiera gustado, pero cuanto más fracasamos, más cerca estamos de tener éxito.
Después de un doloroso seguimiento en nuestra forma de tocar, crecemos inmediatamente. No hemos tenido que practicar durante 15 horas más, hemos mejorado simplemente escuchando 5-10 minutos y notando las cosas que debemos intentar no hacer en el futuro.
Trate de no concentrarse tanto en sí mismo.
No se trata sólo de nosotros. Cambie su enfoque al sonido general del grupo, o del solista al que está apoyando.
Durante la reproducción de una grabación reciente, me di cuenta que mientras estábamos todos en la sala de control, el pianista estaba paseando por el pasillo, escuchando atentamente la reproducción, pero no vigilando de cerca delante de la mesa de mezclas, con el resto de nosotros. Le pregunté sobre esto, y me explicó que cuando escuchaba de esta manera, era más capaz de evaluar todo el conjunto, en lugar de centrarse únicamente en cómo suena. Algo de lo que todos podemos aprender.
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Estudiar más despacio es mejor.
Todos hemos escuchado esto tanto a lo largo de los años, que casi se ha convertido en un tópico que entra por un oído y sale por el otro. Pero, tratemos de recordar que, una de las cosas más hermosas de ser músico, es el proceso de aprendizaje en sí mismo.
Autor: Beto Foronda